Alimentación del cachorro

Los cachorros son animales mamíferos y por lo tanto en la leche materna encuentran todos los nutrientes que necesitan en las primeras semanas de vida. El calostro es la secreción que la madre produce inmediatamente después del parto y será el primer alimento que los cachorros reciben. Esta sustancia es rica en diferentes nutrientes y en inmunoglobulinas – proteínas que hacen parte de la primera protección inmunitaria que los pequeños deben adquirir para garantizar su supervivencia -. De esta forma, la madre les brinda las defensas a los cachorros, a pesar de que su producción por parte de la glándula mamaria de la hembra sólo dura de 24 a 72 horas, siendo las primeras 36 horas posteriores al nacimiento las más importantes, porque durante ellas se da la mayor absorción de los anticuerpos por parte del sistema digestivo del animal.

Durante las siguientes cuatro semanas, los cachorros van ganando peso a partir de la leche materna. Ya pesan más del doble del que al nacer y son capaces de desplazarse y relacionarse con el ambiente que los rodea. Es ésta la edad en la que deben empezar a ingerir unas muy pequeñas cantidades del alimento seco que consume la madre, para que el sistema digestivo del cachorro aprenda reconocerlo y a digerirlo. Al llegar la octava semana, período en el que en promedio sucederá el destete, el metabolismo de los cachorros ya debe tener la suficiente capacidad para basar su alimentación y procesar alimento concentrado seco, que debe ser la única fuente de alimentación durante el primer año de vida (promedio de edad en la que pasa de ser cachorro y se convierte en adulto), dependiendo del tamaño de la raza.

Los alimentos secos para cachorros deben contener un adecuado balance en todos los nutrientes. Las proteínas deben ser de la mejor calidad para ser bien asimiladas por el sistema digestivo. Ellas son las responsables de la formación y crecimiento de los órganos vitales y estructura del organismo, proceso en el que también intervienen algunos minerales y otros ingredientes. La adición de sustancias como los prebióticos y probióticos, favorecerá la calidad, cantidad y actividad de la flora intestinal, mejorando la absorción del alimento y en consecuencia el bienestar general del animal.


Un alimento para cachorros además debe tener una alta palatabilidad (término que describe el nivel de consumo por parte del animal de manera espontánea, con gusto y sin necesidad de agregar otra sustancia) de tal forma que se asegure la ingesta de la cantidad adecuada según el peso corporal. Para ello el alimento debe tener un tamaño adecuado de la partícula, una dureza que le permita morderlo y un sabor y aroma que les guste a los cachorros, para tranquilidad de los dueños y salud de los animales.

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