El cuidado de la perra durante el celo

Las perras, así como cualquier otra hembra mamífera en su papel de preservadoras de su especie, pasan repetidamente durante su vida por un proceso fisiológico que ajusta y prepara su organismo, para alcanzar la fertilización y posteriormente la preñez, el parto y la lactancia, todos ciclos necesarios para la reproducción. Este período de preparación se denomina el estro o celo y en él, las perras que alcanzan la madurez están sexualmente dispuestas y habilitadas para recibir el macho con el objetivo de alcanzar la fecundación de los óvulos, que son las células reproductivas de las hembras.

Durante el celo se producen cambios en los órganos reproductivos que a su vez, modifican la conducta de las hembras; estos cambios conducidos por las hormonas sexuales, hacen que el organismo del animal esté adecuándose para la reproducción. Podemos ver entre otros, inflamación de los genitales externos de las hembras y atracción de los machos hacia ellas, debido a la producción de olores característicos de una perra en celo que los machos pueden percibir fácilmente y a distancia. Inicialmente no son aceptados, pero pasados unos días, la hembra estará completamente receptiva. Otra manifestación de que la hembra esta en celo, es la expulsión de secreciones sanguinolentas a través de la vulva, que para estos días, estará aumentada de tamaño y enrojecida. La observación cuidadosa de la salida de este flujo es una de varias señales importantes para decidir si se quiere hacer reproducir o no a la hembra. Una vez detectadas las primeras gotas de este fluido (día 1), los días más probables de ovulación se concentran entre el día 9 y el día 11; es decir, si la hembra recibe al macho y se completa la cópula o el servicio, es altamente probable que quede preñada. Obviamente deben cumplirse otros requisitos como la salud reproductiva y la fertilidad de ambos (macho y hembra). Este cronograma que se menciona puede verse alterado entre individuos y no siempre transcurrir de esta forma, por lo que es preferible tomar las precauciones necesarias durante todo el período del sangrado.


Es por esto que durante estos días si se toma la decisión de no reproducir a una perra, lo recomendado es evitar todo contacto de un macho con ella. Algunas veces es necesario encerrarlas y evitar salir de paseo. Pero si se quiere impedir de manera definitiva la reproducción de una hembra, la solución es la esterilización o castración, que además trae otros beneficios para la salud del animal y para la convivencia en el hogar, sin que se corra ningún riesgo.

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